sábado, 12 de noviembre de 2011

Vivir en paz


            En las próximas líneas me dispongo a contar la historia de un amigo que lucha por vivir en paz pero un trastorno de ansiedad no se lo permite. Posiblemente alguno podría conocerle por eso yo le voy a llamar Pepe.  
            Es un estudiante universitario que cada mañana lucha por levantarse de la cama como otro cualquiera, algunas veces lo logra y otras no. Lo cual provoca que no pueda acudir a clase, a veces acude a clase pero no es capaz de estar más de dos horas seguidas de clase pese a su gran fuerza de voluntad. Lucha por tener un rato de tertulia en su Colegio Mayor pero tiene que abandonar la sala ya que tras veinte minutos de estar escuchando a alguien se agobia, su única válvula de escape es el fútbol o el hacer deporte cosa que le ha recomendado el psiquiatra.
            Acude todas las semanas a clases de relajación para poder controlar esa ansiedad que no le deja vivir en paz, toma cuatro pastillas al día, que a veces consiguen domar un poco su ansiedad, pero le hacen perder la vitalidad propia de él, ya que es un chico alegre, deportista, con ganas de hacer las cosas bien y de comerse el mundo.
            Pero ahora mismo no está en el mejor momento porque sufre porque quiere hacer las cosas, poder ir a clase, estudiar… Pero no puede, en un primer momento se podría pensar que es un vago o no tiene fuerza de voluntad. Pero yo como amigo suyo soy consciente de lo mucho que está luchando por vivir en paz.
            Muchas lágrimas lleva derramadas porque ve que no puede seguir adelante con la carrera y yo procuro consolarle y hacerle ver que los estudios no lo son todo, que esta ansiedad es cosa de un tiempo y que ahora tiene más tiempo para ayudarnos a sus amigos ya que eso no le produce ansiedad. El sabe que lo primero es la salud pero le cuesta creerse esa frase, porque el no poder trabajar, ni ir a clase le provoca una mayor presión y hasta que no se lo crea no podrá comenzar a vivir en paz. El sabe lo que es vivir en paz porque en otros momentos de su vida lo ha vivido, ahora no le queda otra cosa que agachar la cabeza hacer caso a lo que le digan los médicos y luchar poco a poco por vivir en paz.
            Con este relato quería mostrar lo que no es vivir en paz y sus consecuencias, cada persona debe buscar su paz, porque cuando uno está en paz es feliz, y la felicidad se obtiene olvidándose de uno mismo y centrándose en los demás. Mi amigo ahora no es capaz de olvidarse del problema que sufre, pero en cuanto deje de pensar en ello y piense en los demás se solucionara una gran parte de su problema. Esta es la solución para vivir en paz, darse a los demás sin buscar nada a cambio.

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