sábado, 12 de noviembre de 2011

La paz en el mundo


Para poder escribir un ensayo sobre la paz lo primero que hay que saber es cuál es su definición. La paz puede ser definida en un sentido positivo y en un sentido negativo. En sentido positivo, la paz es un estado de tranquilidad y quietud; en cambio en sentido negativo, la paz es la ausencia de guerra o violencia.
           
A lo largo del siglo XX se han producido guerras muy importantes como la I Guerra Mundial, la Guerra Civil Española, la II Guerra Mundial, la Guerra de Vietnam, la Guerra del Golfo, la Guerra de los Balcanes… que no han contribuido para lograr la paz en el mundo, sino que han servido para crear conflictos entre los diversos países que han participado en ellas.

En los últimos días se habla de que por fin ha llegado la paz al País Vasco, cosa que nos cuesta creernos a los dos, porque uno de nosotros es vasco y sabe lo que es sentir el miedo por una banda terrorista, ya que vive cerca del juzgado de San Sebastián, donde la banda terrorista ETA ha atentado varias veces. Padres de amigos suyos tienen que ir con guardaespaldas por tener cargos importantes en empresas vascas que se negaban a pagar el impuesto revolucionario. Los dos deseamos que realmente haya llegado el fin de la violencia al País Vasco, pero esa paz no puede ser a cualquier precio, no se puede lograr la paz accediendo a todo lo que piden los terroristas, lo primero que deben hacer es abandonar y deshacerse de las armas completamente. Después de que realicen esto podríamos hablar de paz en el País Vasco.
          
A la gente de hoy en día no le preocupa la paz, solo le preocupa su propio bienestar, sus cosas. Estamos es una sociedad en la que lo único que importa es el propio yo, el cómo me encuentro, que puedo hacer para estar mejor conmigo mismo y dejamos de lado a las demás personas. Así como se pretende buscar la paz, tenemos que apoyarnos el uno en el otro para intentar solucionar los conflictos que puedan surgir de nuestras diferencias en vez de echarnos en cara cosas que suceden en el día a día. Y esto no es cuestión solo de los países, es cuestión de cada individuo del planeta, hay que saber perdonar y agachar la cabeza cuando algo que hemos hecho está mal. No podemos crear conflictos de cosas absurdas ni odiar a las personas porque te han recriminado algo.
            
La paz en el mundo puede lograrse si cada persona pone de su parte para construir un mundo mejor, donde nos ayudemos los unos a los otros en vez de utilizar las armas para destruir a los otros por el mero hecho de que no piensen como tú o para lograr un fin.
            
Escribiendo este ensayo nos hemos dado cuenta de que tenemos que acabar con guerras que tenemos con gente que nos rodea; amigos nuestros, hermanos, a algunos tenemos que perdonarles por cosas que nos han hecho, pero a otros debemos pedirles perdón. Así se empieza con paces pequeñas pero que si cada uno lograse arreglar sus diferencias podríamos estar más cerca de la paz en el mundo.

Sexo con amor


Según el diccionario de la Real Academia Española el amor es el sentimiento hacia otra persona que naturalmente nos atrae y que, procurando reciprocidad en el deseo de unión, nos completa, alegra y da energía para convivir, comunicarnos y crear.
Cuando la definición se refiere a crear ya pasamos a hablar de sexo, el amor y el sexo deben ir siempre unidos, uno a la par del otro y nunca separados.
Hoy en día, es muy difícil hablar de sexo con amor porque la gente se ha olvidado de lo que es realmente el amor y solo busca satisfacer sus necesidades básicas, atrás quedo ese deseo de unión que no completa, alegra y nos da energía para convivir y comunicar. Estamos en una sociedad hedonista en la que solo se busca el propio placer. Me entristece ver a gente a mi alrededor que busca el sexo a cualquier precio o de cualquier forma, gente que se arrastra por las discotecas buscando una chica para poderse poner una medalla al día siguiente cuando esté tomando una cerveza con sus amigos. Desgraciadamente esto ocurre todos los días.
Pero el amor es mucho más que satisfacer unas necesidades básicas. Es ser feliz al lado de una persona, sentirse querido, saber lo que está pensando la otra persona tan solo con una mirada o un gesto, saber escuchar a otra persona. Es fundamental la disposición a dar todo y dejar todo por la persona a la que amas, hacer que cada día que pasas con esa pareja sea especial para no llegar a la rutina, alegrarte de sus alegrías y sobre todo aprender de la persona que tienes al lado, porque seguro que tiene mucho de lo que enseñarte, cosas que te ayudaran a ser mejor persona.

Después del noviazgo ya llegará el sexo pero será con amor, a pesar del sufrimiento, porque el noviazgo no es algo sencillo es muy duro. Luchar por cambiar uno su forma de ser, por estar al lado de esa chica, dejar de lado otras cosas que te apetecerían más por estar con la novia, es una etapa en la que las dos personas se dan completamente al otro para ver si pueden pasar el resto de su vida juntos. Que mayor alegría que vivir un noviazgo limpio y llegar al matrimonio con las ideas bien claras y sin dudas, ya que se ha vivido un noviazgo puro y limpio. El mayor regalo que se puede hacer a una pareja es llegar al matrimonio virgen, porque con el acto sexual se entregaran completamente a la definición de amor, con lo único que les faltaba crear, traer al mundo un hijo que es la muestra más grande de amor.



Esto es para mi concepto del amor y el sexo, pero soy consciente de que no todas las personas piensan lo mismo que yo, me doy cuenta por amigos míos pero tal y como ellos me respetan yo les respeto y procuro hacerles ver que el sexo sin amor no tiene sentido y espero que algún día se den cuenta.

Vivir en paz


            En las próximas líneas me dispongo a contar la historia de un amigo que lucha por vivir en paz pero un trastorno de ansiedad no se lo permite. Posiblemente alguno podría conocerle por eso yo le voy a llamar Pepe.  
            Es un estudiante universitario que cada mañana lucha por levantarse de la cama como otro cualquiera, algunas veces lo logra y otras no. Lo cual provoca que no pueda acudir a clase, a veces acude a clase pero no es capaz de estar más de dos horas seguidas de clase pese a su gran fuerza de voluntad. Lucha por tener un rato de tertulia en su Colegio Mayor pero tiene que abandonar la sala ya que tras veinte minutos de estar escuchando a alguien se agobia, su única válvula de escape es el fútbol o el hacer deporte cosa que le ha recomendado el psiquiatra.
            Acude todas las semanas a clases de relajación para poder controlar esa ansiedad que no le deja vivir en paz, toma cuatro pastillas al día, que a veces consiguen domar un poco su ansiedad, pero le hacen perder la vitalidad propia de él, ya que es un chico alegre, deportista, con ganas de hacer las cosas bien y de comerse el mundo.
            Pero ahora mismo no está en el mejor momento porque sufre porque quiere hacer las cosas, poder ir a clase, estudiar… Pero no puede, en un primer momento se podría pensar que es un vago o no tiene fuerza de voluntad. Pero yo como amigo suyo soy consciente de lo mucho que está luchando por vivir en paz.
            Muchas lágrimas lleva derramadas porque ve que no puede seguir adelante con la carrera y yo procuro consolarle y hacerle ver que los estudios no lo son todo, que esta ansiedad es cosa de un tiempo y que ahora tiene más tiempo para ayudarnos a sus amigos ya que eso no le produce ansiedad. El sabe que lo primero es la salud pero le cuesta creerse esa frase, porque el no poder trabajar, ni ir a clase le provoca una mayor presión y hasta que no se lo crea no podrá comenzar a vivir en paz. El sabe lo que es vivir en paz porque en otros momentos de su vida lo ha vivido, ahora no le queda otra cosa que agachar la cabeza hacer caso a lo que le digan los médicos y luchar poco a poco por vivir en paz.
            Con este relato quería mostrar lo que no es vivir en paz y sus consecuencias, cada persona debe buscar su paz, porque cuando uno está en paz es feliz, y la felicidad se obtiene olvidándose de uno mismo y centrándose en los demás. Mi amigo ahora no es capaz de olvidarse del problema que sufre, pero en cuanto deje de pensar en ello y piense en los demás se solucionara una gran parte de su problema. Esta es la solución para vivir en paz, darse a los demás sin buscar nada a cambio.

No todos los jóvenes son así


        
            Dicen que a los jóvenes solo les preocupa tener dinero para poder beber y consumir tabaco o drogas, esperar que llegue el fin de semana para poder salir de fiesta y ya de paso si vuelves con una chica mejor que mejor. Pero yo como joven tengo que decir que no todos los jóvenes son así. Claro que hay jóvenes que piensan lo que acabo de relatar, pero no por ellos nos tienen que meter en el mismo saco.
             A lo largo del año hay claros ejemplos de una juventud buena, que sabe lo que hace y busca solucionar problemas de la sociedad, pero hoy en día eso no vende, vende mucho más el consumo de drogas o los comas etílicos que ha podido haber en el último fin de semana. Y ahora voy a relatar tres historias que demuestran que los jóvenes se preocupan por más cosas que lo anteriormente relatado.
            Hace dos veranos tuve la oportunidad de ir a Costa de Marfil con 26 estudiantes de esta universidad, allí es donde me di cuenta de lo afortunados que somos y a veces no somos conscientes. Gente que estuvo allí rechazo prácticas por el mero hecho de ir a ayudar en la reconstrucción de un colegio y al final del viaje ellos mismos decían "Lo que he adquirido en este viaje jamás me lo habría dado un trabajo me he olvidado de mi mismo y me he dado a los demás, aquí esta la verdadera felicidad". En África es donde conocí a Mois, un niño de tres años, que me ha hecho darme cuenta de lo afortunado que soy, tan solo tenía tres años, no hablaba mi idioma. En ningún momento de los 21 días que pasé a su lado perdió su sonrisa, con el es cuando te das cuenta que no por tener todos los caprichos del mundo eres feliz, aun viviendo en las condiciones en las que vivía uno puede ser feliz. Él era feliz corriendo, jugando, cantando, no tenía nada material, pero tenía una cosa que no todo el mundo tiene que es la felicidad. Creo que no se dio cuenta de lo que me ayudó pero desde estas líneas me gustaría darle las gracias por lo que me enseñó solo con sus actos.
            Este verano tuve la oportunidad de estar durante 15 días en el centro de discapacitados profundos Juan Pablo II en Fátima (Portugal). Durante esa estancia nos dedicábamos a dar de comer, limpiar y ayudar a lo que los discapacitados necesitasen durante 8 horas diarias, dejando de lado nuestras vacaciones de verano. Sí dejando fiestas, la playa o crecer profesionalmente. Pero no me arrepiento de nada de lo que dejé junto a un grupo de amigos porque como personas hemos crecido mucho. Quién sabe puede ser que en unos años tengamos que cuidar de nuestros padres o hermanos mayores. Después de este viaje me quedo aun más claro que la felicidad esta en dar no en recibir. Una sonrisa de cualquiera de esos enfermos bastaba para sentirnos agradecidos por lo que estábamos haciendo.
            Por último, tuve la oportunidad de estar en la Jornada Mundial de la Juventud donde nos juntamos entre un millón y medio de jóvenes y dos millones, en función de a qué medio se lo preguntemos. Mucha gente se sorprendió de que se juntasen tantos jóvenes para ver a un anciano y sobre todo escucharle, claro lo más normal hubiese sido que nos hubiésemos juntado para hacer un botellón. Pero los jóvenes nos damos cuenta que somos el futuro del planeta de nuestros actos presentes dependen muchas cosas en el futuro, y tomamos nota para poder hacer de este mundo un sitio mejor en el qué vivir.
            Con estas experiencias lo único que pretendo mostrar es que no todos los jóvenes son como intentan mostrar los medios de comunicación, aun quedan jóvenes con valores que buscan ayudar a los demás y olvidarse un poco de nosotros mismos. Pero esto no es incompatible con salir de fiesta o otras cosas que si no se hacen en la justa medida son malas para la juventud.
           

El comienzo de una gran aventura

 
Todo comenzó la noche del 31 de octubre de 1989 en San Sebastián, tras un parto largo, tal y como me lo suele recordar mi madre, ella me dice: “El último hijo y el que más costaste en dar a luz”, ante lo cual siempre le respondo, mamá lo bueno se hace esperar.
Soy el pequeño de siete hermanos, aunque nunca he convivido con más de tres de ellos en casa debido a la diferencia de edades que hay entre nosotros. Para ellos siempre he sido la envidia de la casa porque mis padres me lo han dado todo, ya que cuando ellos eran pequeños tenían que repartir todo lo que tenían entre cinco y ahora era todo para mí.

Estudié en el Colegio Erain de San Sebastián, donde viví grandes momentos que siempre quedarán grabados en mi cabeza. Normalmente a los niños no les gusta ir al colegio pero yo era lo contrario, disfrutaba en el colegio, porque aprendía, jugaba y no tenía preocupaciones. Ahí es donde forjé la decisión de estudiar una carrera universitaria y que esa carrera fuese Derecho.

¿Por qué Universidad de Navarra? Puedo decir muchas razones, porque mis amigos venían aquí, porque todos mis hermanos habían estudiado en esta Universidad, porque había oído hablar de ella, realmente no sé muy bien los motivos, pero sin duda alguna ha sido la mejor decisión que he tomado en mi vida. Aquí además de la formación académica me estoy formando como persona, gracias en gran parte a mi Colegio Mayor, con el que he realizado viajes culturales a Roma, Polonia, Madrid o Tierra Santa, dos campos de trabajo uno en Costa de Marfil y otro en Fátima.
En el primero campo de trabajo impartía clases a un grupo de niños desde los 8 años hasta los 15 años, y en el segundo convivía con discapacitados profundos, a los que les cuidaba 8 horas al día. Son dos experiencias duras pero que merece la pena vivirlas porque te das cuenta de lo afortunado que eres y sobre todo en que la felicidad no depende de las cosas materiales, sino que está en dar y no en recibir. La gente que me conoce sabe que estos viajes marcaron un antes y un después en mi vida.


Soy un apasionado del fútbol, gracias a Dios las mayores alegrías y tristezas de mi vida me las ha dado el fútbol. Jamás podré olvidar el gol de Iniesta en la final del Mundial o el gol de Torres en la final de la Eurocopa. Pero el futbol no solo han sido lágrimas de alegría sino también de tristeza cuando mi equipo, la Real Sociedad, descendió a la 2ª división. Desde los tres años soy un fijo en el estadio de Anoeta junto con mi padre para ver jugar a la Real, ahí olvidas todo lo que ha pasado a lo largo de la semana y lo único que existe es un sentimiento, con dos colores, los colores blanco y azul de los que me siento tan orgulloso y sueño con poder verles pelear de nuevo por Europa.

No sé qué me deparará el futuro, tal vez volver a África a ayudar allí o cumplir mi sueño de convertirme en representante de futbolistas, a día de hoy doy gracias a la gente que ha estado a mi lado apoyando en cada momento de mi vida, y sobre todo a mis padres por darme la oportunidad de estar estudiando una carrera universitaria sabiendo lo que esto supone para ellos. Todo esto es solo el comienzo de una gran aventura.